Tal día como hoy, el 6 de marzo de 1808, nació el la pintora sueca Sofia Adolfina Adlersparre en una familia de luteranos perteneciente a la nobleza de su país.
Fue hija de un gobernador de la isla de Öland y su madre fue Carolina von Arbin.
En 1830 se mudó con su familia a Estocolmo.
Dado que la Real Academia de Bellas Artes Sueca no admitía mujeres entre sus alumnos, Sofía recibió clases particulares del pintor historicista nórdico Johan Gustaf Sandberg (1782-1854) y del retratista Olof Johan Södermark (1790-1848).
Debutó profesionalmente en 1836, cuando recibió un encargo de la princesa Josefina de Leuchtenberg, futura Reina de Suecia. Gracias a las ayudas económicas otorgadas por la Reina Josefina, Sofia pudo continuar su formación artística en el extranjero, realizando varios viajes a Alemania, Italia y Francia.
En París fue alumna en el taller para mujeres del pintor romántico francés Léon Cogniet (1794-1880). En 1845 viajó a Dresde, donde conoció la obra del paisajista romántico alemán Caspar David Friedrich (1774-1840). También visitó Munich, Bolonia, Florencia y Roma. En Roma se convirtió al catolicismo y tomó contacto con el movimiento pictórico de los Nazarenos, cuya influencia religiosa quedó reflejada a partir de entonces en su pintura.
En 1855 expuso sus cuadros en el Palacio Real de Estocolmo y en 1862 regresó definitivamente a Suecia al recibir una pensión mensual por parte de la Asociación de Artistas de su país.
Falleció ese mismo año el 23 de marzo de 1862 a los 54 años. Tras su muerte, su cuñada la activista feminista Carin Sophie Adlersparre (1823-1895), exigió legalmente a la Real Academia de Bellas Artes Sueca la admisión de mujeres en la escuela, demanda que fue aceptada dos años después en 1864.
La mayor parte de las obras de Sofia Adlersparre se conservan en el Nationalmuseum de Estocolmo.
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