Tal día como hoy, el 27 de octubre de 1885, nació la pintora expresionista sueca Sigrid Hjertén en la ciudad costera de Sundsvall, en la zona sur de Norrland.
Estudió en la “Konstfack”, la Escuela Universitaria de Arte, Artesanía y Diseño de Estocolmo, donde conoció a su marido, el pintor modernista de origen judío Isaac Grünewald (1889-1946). Ambos se trasladaron a París para estudiar en el taller de Matisse, donde el maestro quedó impresionado por el exaltado sentido del color de su alumna.
Tras esta etapa, en 1911 el matrimonio regresó a su país, donde nació su hijo Iván. Durante aquella época, Sigrid no dejó de trabajar, aunque las oportunidades de exponer sus obras disminuyeron, ya que su estética tan vanguardista era considerada “ofensiva”.
Entre 1920 y 1932, la familia estuvo viviendo en Francia, donde Sigrid comenzó a sufrir sus primeras dolencias psicosomáticas. Cuando regresó a Suecia en 1932, tras una crisis psicológica de la que se recuperó, volvió a trabajar con un ímpetu frenético y sin descanso, pintando un cuadro cada día.
En 1936 inauguró una exposición individual con más 500 obras en la Real Academia de Artes de Estocolmo, en la que por fin los críticos valoraron su trabajo como una apuesta muy innovadora. Sin embargo, este reconocimiento público llegó tarde, cuando su salud mental ya se encontrada muy deteriorada. Al año siguiente fue ingresada permanentemente en un hospital psiquiátrico de Estocolmo tras un diagnóstico de esquizofrenia.
Falleció en ese centro a los 62 años el 24 de marzo de 1948 a causa de una lobotomía cerebral fallida.
La mayor parte de su obra se conserva en el Göteborgs Konstmuseum, el Moderna Museet de Estocolmo y el Malmö Konstmuseum, además de multitud de colecciones privadas.
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