Tal día como hoy, el 14 de diciembre de 1879, nació en Toronto (Ontario) la pintora impresionista canadiense Helen McNicoll.
A lo largo de una corta aunque prolífica carrera de sólo una década, destacó por su pintura luminosa, ligera y de un colorido vibrante.
Helen McNicoll sufrió en su primera infancia una escarlatina que la dejó sordomuda el resto de su vida. Esta incapacidad no impidió que asistiera a clases en 1899 con el pintor paisajista escocés William Brymner (1855-1925) en la Art Association of Montreal.
En 1902, Helen McNicoll se trasladó a Inglaterra para ingresar en la Slade School of Fine Art de Londres, donde se animaba a los estudiantes a pintar al aire libre. También acudió a la colonia artística de St. Ives, en Cornwall, donde entabló una estrecha amistad con la pintora británica Dorothea Sharp (1874-1955). Juntas viajaron por Francia e Italia compartiendo estudio de trabajo y posando respectivamente en los cuadros cada una.
En 1913 Helen McNicoll se convirtió en miembro de la Royal Society of British Artists y de la Royal Canadian Academy of Arts, donde expuso asiduamente entre 1906 y 1914. Ese mismo año recibió el Women’s Art Society Prize de la Society of Women Artists (SWA) londinense, organización de la que también formaba parte.
Su trayectoria se truncó a los 35 años, cuando falleció repentinamente por complicaciones con la diabetes que padecía. Murió en 1915 en la localidad costera de Swanage (Dorset), al sudoeste de Inglaterra.
Sus obras se conservan en la National Gallery of Canada (Ottawa), la Art Gallery of Ontario (Toronto), el Musée National des Beaux-Arts Du Québec, la Art Gallery of Hamilton (Ontario) y el New Brunswick Museum (Saint John, Canadá).