Tal día como hoy, el 1 de abril de 1929, nació la pintora cubana Antonia Eiriz en el barrio de Juanelo en La Habana.
Se graduó en 1958 en la Academia de San Alejandro de su ciudad natal.
En 1961 participó en la VI Bienal de Sao Paulo, donde fue galardonada con una mención de honor.
Su primera exposición individual institucional tuvo lugar en el año 1964 en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
En 1966 presentó una completa exposición junto con su compatriota Raúl Martínez (1927-1995) en la Casa del Lago de la Universidad Autónoma de México en la Ciudad de México.
Antonia Eiriz también ejerció como docente en la Escuela Nacional de Arte ENA de La Habana hasta 1969.
Su pintura puede definirse como neo-expresionista y dentro de su contexto histórico fue considerada como “conflictiva”, por no ajustarse estéticamente a las pretensiones propagandísticas del arte cubano revolucionario.
En 1968 en el “Salón homenaje a los 100 años de la lucha por la libertad” en La Habana, Antonia mostró su cuadro “Una tribuna para la paz democrática”, donde representó un podio vacío entre una muchedumbre de rostros ausentes y despersonalizados, lo que le valió una dura crítica del historiador cubano castrista José Antonio Portuondo (1911-1996), entonces vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC.
A partir de ese momento, Antonia decidió retirarse públicamente de la escena artística nacional durante casi 20 años.
Finalmente emigró en 1993 a Miami, Florida (USA). Al año siguiente recibió una de las becas de la Fundación Guggenheim de Nueva York.
Murió de un infarto a los 65 años en 1995 en Miami, cuando se encontraba en proceso de producción de una gran exposición individual en el Museo de Arte de Fort Lauderdale de Florida, que se inauguró póstumamente seis meses más tarde y llevó por título “Antonia Eiriz: Tribute to a Legend”.
Sus obras se conservan en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana y en el NSU Art Museum Fort Lauderdale en Florida (USA).