Tal día como hoy, el 22 de mayo de 1814, nació en Estocolmo la pintora sueca Amalia Lindegren.
Con sólo tres años de edad se quedó huérfana al morir su madre y fue adoptada por la viuda de su supuesto padre biológico, que la explotó durante su infancia de manera humillante, utilizándola para pedir limosna entre las familias privilegiadas de la ciudad.
Pronto destacó por su talento para el dibujo y comenzó a formarse en el estudio de la pintora sueca Sofia Adlersparre (1808-1862).
En 1849 fue una de las cuatro mujeres aceptadas como estudiantes en la Real Academia Sueca de las Artes. Al año siguiente, se convirtió en la primera mujer en recibir una beca de estudios de la Academia para continuar su formación en París. Allí residió desde 1850 hasta 1856. También estudió en la Alte Pinakothek de Munich y en Roma durante un año. En sus cuadros abordó los retratos y la pintura de género, con una clara influencia de la Escuela de Dusseldorf.
Participó en la Exposition Universelle de París en 1855, en la Centennial International Exhibition de Philadelphia en 1876 y en la Exposición Universal de Chicago de 1893. Fue admitida como miembro de la Real Academia Sueca de las Artes en 1856 y también formó parte de la Society of Women Artists de Londres.
Murió en Estocolmo a los 77 años el 27 de diciembre de 1891.
La mayor parte de su obra se conserva en el Nationalmuseum de Estocolmo.
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